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YA NO HAY EXTRAÑEZA

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"¿Será siempre de noche debajo de la tierra?" se pregunta el poeta, como un quejido ancestral que reconoce su origen en la profundidad y en el vacío. Una animalidad muy humana transita estos poemas y revela el proceso que supone regresar a la raíz. Es el ciclo que se recorre desde la subjetividad humana; la exploración de un mundo que se piensa y se construye a partir de artificios de sobrevivencia, que en el fondo, no son más que simulacros que siempre regresan al abismo.

-PhD. Zaira Pacheco Universidad de Puerto Rico

<<Hondo nada / y nada hay en lo hondo». Estos versos de Ya no hay extrañeza recogen bien la nomenclatura de imágenes que recorre la nueva apuesta poética de Gegman Lee. Estamos ante una poesía que se regodea en sus rituales votivos. Por la insistencia en lo perdido que de algún modo siempre está, así como en la certeza de la futilidad del lenguaje para dar cuenta dicha paradoja, estos textos remiten a la definición de la poesía como «actividad incruenta» y de una «ambición desmesurada», al decir de Emilio Adolfo Westphalen. La recurrencia al surrealismo es un atributo renovador en una colección que, aparte del vínculo con la estética del peruano, también celebra la filiación a otros grandes hitos de la poesía en nuestra lengua: Nostalgia de la muerte de Xavier Villaurrutia, Canto villano de Blanca Varela y, muy especialmente, Canto de la locura de Francisco Matos Paoli.
-PhD. Néstor E. Rodríguez Universidad de Toronto